DESNUDANDO LOS PRIVILEGIOS POLÍTICOS: EL SUBSIDIO PARA MARÍA SIGNORINO

Crónicas del Este 14/01/2024 Policial

Sergio Secinaro

En una sociedad donde la mayoría lucha por llegar a fin de mes, donde los trabajadores comunes deben batallar para acceder a un seguro de desempleo y la incertidumbre laboral acecha, existe una casta privilegiada que parece estar exenta de las preocupaciones del ciudadano promedio: los políticos. Hoy, nos sumergimos en el oscuro abismo de los subsidios por cese en cargos electivos, políticos y de particular confianza, una práctica que indigna a la sociedad y resuena con la falta de ética en la gestión pública.
María Susana Signorino Barbat, perteneciente a Cabildo Abierto, ha sido presidenta de la Junta de Transparencia y Ética Pública (Jutep). Sin embargo, su renuncia al cargo el martes 8 de noviembre de 2022 no fue el fin de sus beneficios. Al contrario, empezó a engrosar su cuenta bancaria con el Subsidio por cargo de particular confianza, embolsando mensualmente la nada despreciable suma de $122.416 pesos uruguayos.
¿Pero realmente necesitaba este subsidio? Su declaración jurada revela un patrimonio que contradice la premisa del subsidio: tener una red de seguridad para aquellos que enfrentan dificultades económicas reales. Posee la mitad de un apartamento valuado en $5.700.000, la mitad de una casa de $3.800.000 y el 50% de un terreno tasado en $950.000. En total, sus inmuebles suman la considerable cifra de $10.450.000.
¿Y qué decir de sus otros activos? Un automóvil Peugeot del 2021 valorado en $684.000, un depósito bancario de 7.000 dólares y ningún rastro de deudas hipotecarias o bancarias. ¿Necesitaba realmente ese subsidio que la sociedad, a través de los impuestos, le proporcionaba?
La situación se torna aún más absurda al conocer que su esposo, Ángel María Cedrés Santos, recibe una jubilación militar de $161.000. ¿Es justificable que esta pareja, con un patrimonio de más de $11 millones, siga beneficiándose de los recursos destinados a aquellos que realmente están en aprietos económicos?
En un país donde el ciudadano común debe sortear las dificultades cotidianas, es tiempo de cuestionar y cambiar estos privilegios políticos. La sociedad no puede permitirse mantener un sistema que beneficia a aquellos que no lo necesitan, mientras el resto lucha por subsistir. Es hora de poner fin a esta injusticia y exigir transparencia en la gestión pública, empezando por la eliminación de los subsidios injustificados. ¡Basta de abusos y de privilegios!