POR VERGÜENZA

Crónicas del Este 05/11/2023 Policial

Michael Guevara

Recordemos las palabras expresas por el actual presidente de la República cuando actuaba en el manto de la oposición, el pedido de renuncia ya sea por dignidad o por vergüenza.
La pluralidad de casos de corrupción que invaden al gobierno da muestra de acciones planificadas, de varas morales quebrantadas en aras de beneficios personales.
La bandera del ¨hacerse cargo¨ expresa en campaña brilla por su ausencia y es un mero jirón en la impermeabilidad del presidente para con las acciones de su gabinete. Las irregularidades cometidas por sus ministros no le confieren mayores responsabilidades y pareciera que estamos frente a un Lacalle Pou vendado, o en todo caso irresponsable de su propio mandato.
Roberto Lafluf, asesor del presidente, fue el encargado de destruir posibles pruebas y recomendó a los demás involucrados una actuación en consonancia. ¿Estaremos nuevamente ante un hombre de confianza del presidente de la República que actúa de forma autónoma?
O seremos los ciudadanos menos crédulos para notar las responsabilidades del primer mandatario, más aún con conversaciones que exponen pedidos de reunión.
El mandato de la Justicia exigiendo el relevo de las comunicaciones en Cancillería entre Ache y Maciel encontró la obstrucción del gobierno, así como la diligencia del Canciller Bustillo y el asesor presidencial Lafluf de borrar, ocultar y desaparecer las comunicaciones que evidenciaban la consciencia sobre el proceso que otorgó un pasaporte a un narcotraficante reconocido.
La inminente renuncia del Canciller Bustillo es fruto de la vergüenza, más que de la vara de la dignidad, su voluntad interesada en ocultar información relevante es un ataque manifiesto a la Justicia, por la razón de exculpar a otros y a sí mismo de responsabilidades.
Veremos en los próximos días desde el oficialismo la presentación acérrima de un presidente ingenuo, ignoto de todo lo que lo rodea, al que nuevamente le han fracturado la confianza desde las cúpulas más cercanas, el mandatario estará próximo al cainismo visualizando que sus elegidos no han hecho más que quebrantar la sinceridad.
La renuncia del Canciller no es más que un ágil fusil disparado, hijo de una vergüenza insostenible, más que del conocimiento de unas acciones previstas por el presidente. Pero las responsabilidades contendientes al Ministerio del Interior no han sido aún asumidas, y estas se encuentran en el propio ministro.